Amores de madrugada,
traiciones tardías al amparo
de la barra del penúltimo bar
y el cerco de palabras sin sentido,
sonrisas falsas que pretenden
desnudar sin compartir
mas allá de la piel.
Mientras Dylan canta like a rolling Stone;
yo ruedo hacia futuros improbable
y las olas regresan y se marchan
al amparo de leyes físicas
caducas y obsoletas.
Puedo verte, lejana distante
en los espejismos de mi locura;
fugaz delirio de amor enajenado.
Contagio el horror que imaginé
cuando supe leer el ``the end´´
en los créditos de mi metamorfosis.
Una vez tuve un sueño
y creí tener una visión.
Vidente en paro me encuentro
en otra dimensión alternativa,
en el zaguán de la derrota,
en el eterno verso inconcluso.
El llano trayecto sin ruta
emerge de la tierra húmeda
que despierta lentamente bajo mis pies.
Me atrapa en corrientes
que fulminan mis pasos
y ciegan mis ojos, mi razón.
Surco el umbral del dolor
con palabras inapropiadas.
Las miradas se vuelven hacia mi
sorprendidas por mi falta de consciencia
o hastiadas de un discurso
incomprensible y aburrido.
Callo, me escondo en la maleza,
me embarco en travesías
por mares aun inexplorados
buscando una tormenta
y una isla desierta
y un Robinson sin viernes,
sin calendarios.